miércoles, 3 de agosto de 2011

Un parque eólico en Mar Brava (III).- La conveniencia de su relocalización

Sucedió lo que muchos en Chiloé y fuera de ella temían: el 1 de agosto, las autoridades ambientales de la X Región dieron el visto bueno al proyecto del parque eólico llamado "Chiloé" ubicado en la playa de Mar Brava, comuna de Ancud. Un resumen de los hechos puede verse en Radio del Mar.  En dos entradas previas de este blog (9 y 23 de enero de 2011) he presentado las razones por las que considero la localización de este parque eólico, que no su construcción, un perjuicio para Chiloé. A ellas me remito ahora.


Localización (chinchetas amarillas) de los 56 aerogeneradores que integrarán el Parque Eólico Chiloé, a lo largo de la playa de Mar Brava, abierta al Pacífico, en cuyo extremo Sur está el Monumento Natural Islotes de Puñihuil. Al Este de los aerogeneradores se extiende la bellísima Bahía de Quetalmahue, que tiene al Norte la Península de Lacuy, de gran interés histórico y paisajístico, y en su extremo oriental la ciudad de Ancud.


Hasta el momento,  las autoridades ambientales han aprobado dos proyectos eólicos en Chiloé. Uno de ellos, situado en la Sierra de San Pedro, comuna de Dalcahue, generará 64 MW de electricidad eólica. El de Mar Brava generará 112 MW. Las necesidades actuales de energía eléctrica para Chiloé se cifran en 60 MW, de los que, por limitaciones técnicas derivadas de las fluctuaciones inevitables del viento, solo podrá cubrirse con electricidad eólica un 30%, es decir, 18 MW.


Si llegan a implementarse ambos proyectos eólicos, el balance eléctrico de Chiloé será el siguiente:
- Producirá y utilizará in situ 18 MW de electricidad eólica.
- Importará del Sistema Interconectado Central (SIC, red eléctrica que liga los centros de producción y consumo de electricidad de la mayor parte de Chile, incluida Chiloé) 42 MW de electricidad de origen no eólico.
- Exportará al resto del país, a través del SIC, 64+112-18 = 158 MW de electricidad eólica.

Chiloé se convertirá así en un exportador neto de 116 MW de energía eléctrica, toda ella de origen eólico. Estas cifras pueden aumentar si se ponen en marcha otros proyectos eólicos en la isla grande. De este modo Chiloé contribuirá positivamente a satisfacer los requerimientos de energía eléctrica de origen renovable del conjunto de Chile. El hacerlo es una obligación de solidaridad que Chiloé tiene con el resto del país y creo que ningún ciudadano chilote se opone a ello.

Pero es importante tener claro que la producción de este excedente de electricidad eólica no le reporta ningún beneficio a Chiloé. Apenas crea puestos de trabajo, no puede dotar a Chiloé de autosuficiencia eléctrica y no abaratará los costes de la electricidad consumida.

Si no le reporta beneficios, es legítimo que Chiloé aspire a que tampoco le produzca costes o, peor aún, daños irreversibles en sus recursos naturales. Y esto es lo que puede suceder si el Parque Eólico de Mar Brava se localiza en el emplazamiento actualmente previsto. Por eso es legítimo que Chiloé aspire a que, a través de un Estudio de Impacto Ambiental, procedimiento mucho más riguroso que la Declaración de Impacto Ambiental que acaba de aprobarse, se lleve a cabo una relocalización de este Parque Eólico en un emplazamiento en el que cause menos daños a la biodiversidad, la arqueología, el poblamiento humano y el desarrollo turístico de una zona con tanto potencial en todos estos aspectos como la bahía de Quetalmahue y la playa de Mar Brava.

Espero que la lucha por conseguir esta reivindicación tan razonable continúe y llegue a buen término. Considero que este tema desborda el interés local, por eso lo he tratado en el blog.
 El impulso para sustituir los suministros de energía productores de CO2 por otros limpios está trayendo a todo el Sur de Chile grandes proyectos hidroeléctricos y eólicos que no se pueden dejar al libre arbitrio de la iniciativa privada. También hay que considerar los intereses a largo plazo de los habitantes de las zonas afectadas y la protección de la biodiversidad. Es necesario que tanto las autoridades ambientales como la sociedad civil de las zonas afectadas   desarrollen, en la defensa de estos intereses más generales, el mismo dinamismo que la iniciativa privada manifiesta en la optimización técnica y económica de sus proyectos.



No hay comentarios: